17 de marzo de 2007

Atún con pan

No, no es un bocadillo, y sí, lo sé, ahora mismo debería de estar disfrutando de la compañía de miles de personas en esta agradable y fresca noche de marzo. Atún con pan es un burdo juego de palabras que una vez una oyó y que sirve para expresar ritmo, si se dice con énfasis mucho mejor.

Les cuento, hace poco el Sr. Clémenti y una realizamos un traslado forzoso de fonoteca a soportes poco prácticos e inaccesibles y lo que es peor, ocultos en una carpeta-madriguera bajo una agobiante cremallera.

Solo hizo falta un pequeño detonante en forma de invitación tardo-cumpleañera por una querida amiga a un concierto la soireé de ayer a ver a un grupo que a lo largo de su historia se encargaron de redondear el concepto HIT, ese disco que siempre estaba en cualquier lado.

Comerciales, horteras, solventes, buenos vientos, percusión y guitarras que siempre me parecieron el mismo funky destilado A la Cárte cuando no adornaban alguna que otra balada, y que desde aquí tengo que admitir, jamás he bailado. Pues sí señores y señoras, en cierto modo se les quiere, eran los Earth Wind and Fire, lo poco que quedaba de ellos.





Primera fila, una bailó, cantó, sudó y comenzó a hacerlo cuando vió que ya no había miedo y sonó Let's Groove, cuando empezaron a brillar las pocas medallas de oro y los pocos pelos con brillantina, he de decir que me sorprendió su minimalismo en el vestir, más que los EWF parecían la Fania All Stars.

Y sí, fué al ver esas congas en el escenario tocadas hábilmente, que recordé cuan abandonados y enclaustrados tenía a mis chicos de verdad, algunos de ellos gusanitos que se nos fueron a morir en Miami, pero, para serles sincera, a pesar que los conversos de todo tipo me dan mucho miedo, se lo perdono. Tratar de explicar lo que una siente cuando escucha percutir al Sr. Mongo Santamaría o a Ray Barreto es como intentar explicar lo que es un orgasmo a alguien que no lo ha tenido nunca:
-pues es algo así como...una absoulta pérdida de tiempo, por algo estos chicos, con años de conservatorio encima pero con la misma esencia del arte más emotivo que nunca habrá en el tuétano, cuando perdían las bridas del caballo, llamaban a aquello Descarga.



El Sr. Barreto se nos fue el año pasado y los amantes del boogaloo y el jazz latino lo sentimos de corazón. Monguito hace ya cuatro. Nos quedan algunos bastante viejitos y otros tantos que despuntan y aunque no sé por qué, una solo se fija en otros instrumentistas que no son percusionistas como novedad, como si muertos los genios no fuera a haber más. El jazz latino en toda su extensión sacó a una del abismo en más de una ocasión con solo darle al play y desde aquí lo recomiendo como alimento de primera y prometo no abandonarlo por los siglos de los siglos.






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