Sí, por fin. Amando ha abandonado el seno de la católica, apostólica y romana.
Y es que es curioso: antes de que la respuesta de la agencia de protección de datos conteniendo la resolución por la que se estimaba la reclamación de Amando de su derecho de cancelación del 6 de mayo llegara a casa, el obispado de su provincia de nacimiento envía una carta con fecha del 2 del mismo mes donde se plasma en su comienzo la excusa más chorras que una ha visto en mucho tiempo: "Una vez obtenida la anuencia del Arzobispado de Madrid, donde tiene su domicilio y a dónde le correspondería presentar su declaración de apostasía" para luego añadir, menos mal, que en su partida de bautismo se ha ordenado inscribir el abandono formal de la iglesia. Osea, una bajada de pantalones en toda regla.
Se han adelantado a la agencia de protección de datos y han recibido una anuencia que se sabe, no se necesita. Ya son ganas de dar la tabarra. Ahora, todos contentos, cada uno con lo que cargue su corazón sin guiños a grupos financieros y sectarios y es que está claro que como en todo, quien quiere, puede.
Y es que es curioso: antes de que la respuesta de la agencia de protección de datos conteniendo la resolución por la que se estimaba la reclamación de Amando de su derecho de cancelación del 6 de mayo llegara a casa, el obispado de su provincia de nacimiento envía una carta con fecha del 2 del mismo mes donde se plasma en su comienzo la excusa más chorras que una ha visto en mucho tiempo: "Una vez obtenida la anuencia del Arzobispado de Madrid, donde tiene su domicilio y a dónde le correspondería presentar su declaración de apostasía" para luego añadir, menos mal, que en su partida de bautismo se ha ordenado inscribir el abandono formal de la iglesia. Osea, una bajada de pantalones en toda regla.
Se han adelantado a la agencia de protección de datos y han recibido una anuencia que se sabe, no se necesita. Ya son ganas de dar la tabarra. Ahora, todos contentos, cada uno con lo que cargue su corazón sin guiños a grupos financieros y sectarios y es que está claro que como en todo, quien quiere, puede.
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