28 de septiembre de 2009

O barquinho


O BARQUINHO


(Roberto Menescal e Ronaldo Bôscoli)
Dia de luz
Festa de sol
E um barquinho a deslizar
No macio azul do mar
Tudo é verão e o amor se faz
Num barquinho pelo mar
Que desliza sem parar Sem intenção, nossa canção
Vai saindo desse mar e o sol
Beija o barco e luz
Dias tão azuis
Volta do mar desmaia o sol
E o barquinho a deslizar
É a vontade de cantar
Céu tão azul ilhas do sul
E o barquinho, coração
Deslizando na canção
Tudo isso é paz, tudo isso traz
Uma calma de verão e então
O barquinho vai
A tardinha cai
O barquinho vai.


Esta canción es la calma misma, hacía timepo que no la oía y realmente inspira muchísima tranquilidad y paz. De las versiones mil que se pueden encontrar mi favorita es la del disco de Herbie Mann y Joao Gilberto voz. Pongan su Spotify a funcionar y relájense.

7 de septiembre de 2009

Cotidianía delirante


Hola, hoy si voy a aprovechar el blog para desahogarme, como esto va de desierto emocional y a pesar de nuestras enormes carencias y violencias invisibles aquí nadie padece nada, pues voy yo y me quejo. Resulta que estos días ando algo triste, abatida, quizás sea el cansacio, el agotamiento de la mudanza y del estar al 100% de mami de una futura andarina, gateadora pluismarquista (qué técnica más depurada, tendrían que verla).

Yo soy de esas personas que no se cansa de buscar, de tratar de comprender, de desdoblarse para observarse, de analizar, de verse impotente por querer cambiar pero también de comprenderse y perdonarse. Un hijo te deja en pelotas, se lo digo de verdad, te pone un espejo delante aunque tú también eres el suyo, es como un feed back diario, te enseña eso que tienes que no te gusta y también te enseña que te debes relajar intentando que él o ella no se parezca a ti en eso. Lo malo es que apenas hay un momento para asimilarlo o procesarlo, aunque de poco vale cuando de lo que se trata es de despojarse de cosas que ya se han alojado en nosotros desde el mismo momento en que nacemos. Estos días con el follón de la mudanza andamos los papis un poco tensos, a veces los dardos envenenados son muy envenenandos y es cuando a una se le viene a la cabeza eso que decía Groucho Marx, uno de los filósofos más influyentes del pensamiento occidental: que el matrimonio es la principal causa del divorcio (aunque no estemos casados).
Lo más terrible, es que no puedo evitar que se me venga a la cabeza mi propia infancia, unos primeros años de vida rodeada de agresividad, de una agresividad que no entendía y que no podía procesar, un cóctel molotov formado por mi padre y mi madre y sus carencias y educación, está claro que no nos vamos a poner ahora a filosofar sobre si la monogamia es algo natural o cultural en el ser humano, pero les aseguro que la disolución de la misma por parte de los progenitores de la que aquí suscribe fue de lo más traumático, (conozco otras muchas de mucho mejor rollo) a mí por ejemplo se me manifestó con una eneuresis nocturna que me duró años, porque nadie sabía “lo que me pasaba”: Esto es, comer mierda a nivel personal ya desde que una nace era “lo normal”. Y no, no es sencillamente humano, no forma parte de las cualidades humanas, al menos en la infancia y en los dos referentes principales. ¿Pero quien duda que somos una sociedad que va a la deriva?
Realmente me resulta muy ingenua la actitud de muchos de nosotros para con lo que realmente nos hace felices (en muchas culturas la palabra felicidad no existe porque ni siquiera se lo plantean). Se dan rodeos y rodeos cuando de lo que cojeamos casi siempre es de lo esencial, lo sencillo, la vida tranquila, sobre todo cuando llegamos aquí, a este mundo y cuando más se necesita y lo que tristemente ahora ya parece estar institucionalizándose lo contrario en forma de “guarderías” “métodos estivill” y demás métodos de sumisión y alienación, aunque este post, volvamos, tiene un cariz más personal. Espero que esto pase, que la insatisfacción no se vuelva perpetua o de ser así que la sepa dirigir a lo que más hace falta como vengo haciendo desde hace timepo y menos aún, que Catuxa tenga que aguantarla. Eso sí hay que reonocer que no tenemos por donde drenar, pero también vamos estando cada vez más orgullosos.

Es que solo de verlo se me alegra la vista.