2 de mayo de 2007

Just when I thought I was out....




Como decía el chiste de Forges, quedándonos en la ciudad este puente, no solo se aprecia de nuevo el significado de la palabra vacío si no que el Sr. Clémenti y una que escribe mantendremos incólumes los 32 euros ahorrados.

Se está bien así, se acomete eso que estaba por el medio y no apetecía en aquel momento, y aquí una escéptica de la televisión desde bien pequeña, ha sucumbido a una serie. Si señoras y señores, una serie. Yo, detractora al máximo de ese estado cercano a la hipnosis dónde han caído amigos, familiares e incluso mi querido Sr. Celémenti.

Los "debedé" en cuestión nos los ha prestado un amigo y el caso es que dados mi ires y venires y que hace años no estaba una por la labor de pagar por ver más televisión, he de decir que tampoco ahora, me perdí los Soprano.

Durante todo ese tiempo, no podía evitar sentir una curiosidad grande cuando caían en mis manos fotos o referencias sobre esta familia. Me preguntaba como se podría estar abordando en forma de serie de TV el caso de las tramas mafiosas italo americanas en estado de descomposición o a punto de, en pleno siglo XXI.

Para mi sorpresa, la serie está bien, muy bien, el tempo de los capítulos, esa mezcla entre repulsión y ternura que genera en el espectador, los personajes y su psicología que no dejan de ser muy muy parecidos, iguales diría yo, a los reales en lugares dónde se lleva con el negocio desde hace muchos años y dónde nadie sabe nada mientras tremendas casas de terrible gusto se alzan en las colinas con esos matriarcados machistas rigiendo en su interior, nada exótico, se lo aseguro. Aunque... cuesta imaginar a Charlines y Miñancos o incluso a jueces de la costa blanca sobornados por mafias rusas acudiendo semanalmente a una terapia, replanteándose su condición de extorsionadores y aireando lo que les hace infelices.

En esta serie Don Vito Andolini, alias Corleone, estaría muy disgustado: se hacen negocios con negros, con droga...las cosas no son lo que eran. La serie está llena de guiños constantes a los amantes del cine sobre el asunto siciliano, y es que los guiños se imagina una que no son si no dinámicas. La serie es un ir y venir de romanticismo mafioso: la búsqueda de la pureza dentro de la brutalidad.


Enganche, lo que se dice enganche, no es, ya que hay demasiados sitios a los que mirar, pero si una gratificante sensación de que ahí hay algo que se puede ver, bien hecho. Aquí en la Butte aux Cailles desde hace unos días cenamos "Canolli de Palermo" je je je.





4 comentarios:

Mondo Gitane dijo...

Ya, creo que me estoy perdiendo algo con esta actitud tan demodé de no ver series, ésta ha de estar bien guapa y confío en su buen gusto. La última serie que seguí fue Allo Allo y ya es hora de ponerse al día. Cuando termine con las pelis.
Guapo post, srta. Deneuve.

Patricia dijo...

A mí tampoco me atrapó el rollito serie, ni creo que lo haga, lo peor es que da la sensación de que la gente cambió al cura por las series y sus moralinas finales... pero, ay! la más total abstinencia hizo que sacrificara esta pequeña joyita televisiva y estoy intentando recuperar el tiempo perdido.En serio merece la pena,los personajes están muy bien dibujados.

desconvencida dijo...

jaja, la verdad es que yo tampoco soy de verme una serie de una tacada, prefiero esperar semana a semana a verla, aunque la verdad es que esta me llama la atención y ya me la estoy bajando...

Patricia dijo...

Si te gustó uno de los nuestros, como oda a la traición los Soprano te gustará, uno de los personajes que está más conseguido es el de Carmela, la mujer de Tony, qué levante la mano el/la que no se haya encontrado con una Carmela a lo largo de su vida.