21 de mayo de 2007

Individuos y grandes ciudades. El Portal de Passy

Curso del 88, instituto público mixto, clase de ética, se proyecta: El último tango en París. La profesora, Elisa, nos pide que intentemos fijarnos en algo más que no sean los polvos arrebatados de Brando y la Schneider. En aquel momento iba a ver esa película erótica de la que había oído hablar tantas veces, Perpignan bla bla bla. Es cierto que la falta de sexo hace que nos fijemos solo en eso, en el sexo. En ese momento la mayoría de nosotros pasamos el rato con una película que tenía un final algo mosqueante, sin más, con una preciosa banda sonora, de eso sí me acuerdo bien. Aquella profesora estaba empeñada en que hiciésemos algo a lo que no estábamos acostumbrados. Pensar.

Con los años, y después de haber vivido en una gran ciudad, aquello que había visto de jovencita empezaba a tomar forma. Anonimato e interacción. Dos personas, dos vidas distintas, se reúnen en un viejo piso del barrio de Passy en París. Él, un hombre esencialmente solitario, desencantado, del que sabemos bien poco, sin totems a los que adorar/mancillar que no fuesen el culo de Jeanne, jovencita de clase media-alta en busca de emociones fuertes, hija de militar y madre abnegada. Y, claro, ningún problema hasta que él le preguntaba por su nombre. Me quería violar, afirmaba al final . Sin duda y sin ser una gran película, es una gran metáfora de la vida moderna.

La primera vez que estuve en París, hace doce años, y en cuanto dispuse de una tarde entera para mí, ni corta ni perezosa, allá me fuí, a la caza de aquel portal de aquella casa de Passy. Fue relativamente sencillo gracias a que tanto barrio como estación de metro y puente comparten el nombre (algunas tomas de Azul de Kiewslowski se rodaron también en el mismo lugar) También ayudaron las referencias de los lugareños y el hombre que me abrió el portalón que daba al patio donde se hallaba aquel portal. Llegúe allí y, claro, faltaba la música de Gato Barbieri.

5 comentarios:

Mondo Gitane dijo...

Joder, qué mitomanía la suya, srta.!!! Yo, a lo más que he llegado, es a buscar el 3º A donde habitó Pepe Risi, ahí al lado de casa, en La Elipa.
Yo la vi hace muchos años y no recuerdo gran cosa, si acaso la escena de la manteca y una gloriosa frase que le espeta Brando a Schneider cuando ella le llama viejo. "Viejo? Dentro de 10 años estarás jugando al futbol con tus tetas". O algo parecido.

CGR dijo...

Comparto esa mitománía tuya. La primera vez que estuve en Nueva York estuve visitando todos los lugares (Tiffany's, la casa donde transcurre la acción, etc.) de Desayuno con diamantes. Una curiosidad, belle: ¿sabes dónde se rodó "Rojo" de Kieslowski? Azul y blanco se desarrollan en gran parte en París.

Otra reflexión. Una especia de remake de El último tango fue Nueve semanas y media. Aquí lo interesante es si podemos ver diferentes capas o estratos de una película. Hay que saber ver. Además de sexo compulsivo hay una cierta descripción de cómo capturar psicológicamente a otra persona. Eso hizo que una película vulgar (aunque Kim Basinger, desde luego, no lo era) me pareciera interesante.

Patricia dijo...

Ja ja ja, si, pues fué verdad fíjese, vaya que no jugó al "funbol", pero casi

Ufff, Rojo...en Suiza creo recordar, en el cantón francés, de lo que sí no me acuerdo es de la ciudad, pero todo es ponerse. En Nueve Semanas y media quien captura a quien? no me acuerdo de nada!!

Mondo Gitane dijo...

Ah, también me dí unos rulitos por Entrevías en cuando tuve oportunidad, rastreando la huella de Navajeros, mi peli de cabecera antes de convertirme al polar francés.

Patricia dijo...

JA JA JA Ja JA.