18 de noviembre de 2008

Nuevas formas de violencia

Ahora que una se siente inmersa en el mundo bebé, en el que el instinto y las emociones están a flor de piel se perciben de forma mucho más cristalina las nuevas formas de violencia. Hace poco tuve la oportunidad de enterarme de que en el mundo occidental se tata a los bebés, osea, a todos nosotros, con violencia. Los convencionalismos sociales, la prisas etc. hacen que los bebés o los niños pequeños sean "un incordio". Se les separa de su madre nada más nacer después de un parto penoso, frío, lleno de extraños y de una potente luz, se les pincha, se les viste, se les peina, se les llena de perfumes, se decoran sus habitaciones separadas lejos del calor de su madre, se les alimenta con leche de vaca formuladas para que crezcan, se les pasea en carritos con bonitos móviles, se les pone chupetes para que se entretengan, se les lleva a guarderías con cuatro meses, se les oculta nuestra verdad y la verdad del mundo y así, vamos cumpliendo años. Hay incluso bebés resignados que de tanto llorar sin encontrar respuesta un buen día se retraen y se callan para siempre.

Las madres, que no entienden que les pasa después de dar a luz en un hospital en las que les han dicho que están mejor calladas y quietas se encuentran raras, de tanto escuchar consejos ajenos y no seguir lo que les dicta su corazón y solas, y van al pediatra a que les escuche, se vinculan con su bebé a través de la enfermedad y los bebes se ponen enfermos porque solo así saben que tendrán cerca a su madre. "No lo cojas que se mal acostumbra" "deja que llore o lo vas a malcriar"... y así empieza todo.

Esta tarde me encontraba, como todas las tardes tratando de que mi bebé de casi tres meses estuviese a gusto, es inquieta y muy expresiva, carga todas la vivencias de sus antepasados, las sombras y las luces de su padre y de su madre. Durante horas estamos jugando, la desnudo, la llevo conmigo, le canto, la toco, juego con ella , es cansado sí y si la dejo sola un momento, me llama con un lamento certero y penetrante, para eso estamos diseñados. Nadie pide lo que no necesita. De repente suena el teléfono y cojo a mi bebé que patalea para contestar

- Es vd. Doña, tal y cual
- Si soy yo
-Nos hemos enterado de que ha tenido un bebé y le queríamos ofrecer la colección de películas del club Disney.

No salía de mi asombro, la sociedad está ahí ahora que eres mamá, si pero para venderte lo que sea, para tapar ese vacío con bases de datos con tus gustos, vicisitudes y preferencias. Y lo malo es que la sociedad somos cada uno de nosotros. La violencia domina un abanico inmenso de modalidades y que a veces al ser muy sutil o poco explícita, no la reconocemos como tal. Ahora, más que nunca, la veo por todas partes.


-Gracias pero no quiero que pierda su preciado tiempo conmigo
-No podemos siquiera charlar un rato
-No, gracias

2 comentarios:

Emily dijo...

Y cuando duermen sobre tu pecho? Y acompasas tu respiración a la suya?

Patricia dijo...

Eso no se puede explicar con palabras.