11 de julio de 2007

Time Bandits


No sabría decirles por qué, en el Estado Español el título de la película Time Bandits fue cambiado por Los Héroes del Tiempo cuando sus protagonistas no eran más que unos caraduras con alma de buenas personas que se dedicaban a mangar y disfrutar cuanto podían.

Recuerdo la primera vez que la vi, tendría unos trece años. La última debió de ser hace unos cuatro aproximadamente. ¿Qué es una película para niños? No lo creo. Decía Eduardo Galenao que la única diferencia entre un niño y un adulto es el precio de los juguetes, cada día que pasa no puedo estar más de acuerdo. Además, pasa una cosa, la mayoría de las personas que pueblan este planeta creen que el hecho de ser niño o niña significa automáticamente ser gilipollas, buena prueba de ello lo dan ciertos programas de televisión, producciones cinematográficas o ciertos grupos musicales donde cualquier esfuerzo por nimio que sea a nivel intelectual está poco menos que prohibido. Me imagino que la Señora Lolo Rico no estará demasiado contenta.


Time Bandits (1981) se puede ver con los ojos de un adulto o con los ojos de un niño (aquí si que cambia algo la teoría de Galeano para nuestra desgracia). Yo prefiero los del niño. El niño ve a unos padres aburridos y mediocres, no ve a Sean Connery, ve a Agamenón, un Agamenón protector y apuesto, no ve a Ian Holm si no a un Napoleón acomplejadísimo y borrachín, a un Robin Hood increíblemente flemático, estirado, no ve a Ralph Richardson, ve a un Ser Supremo que obviamente no puede llevar si no traje, corbata, pasador y portar una agenda con sus infinitas tareas, ve a un ogro echo polvo y a una ogresa que lo cuida, ve al Mal con cara de mal, a infinidad de personajes y a un niño, un niño que es él mismo y que es en cierto modo rescatado para enrolarse en la aventura de tapar, por encargo del ser supremo, los agujeros que han quedado abiertos en el tiempo acompañado de seis desastrosos y adorables enanos que portan el mapa que El Mal ansía.


Time bandits es barroca y hermosa, legendaria y evocadora, ingeniosa y gamberra, eterna e imaginativa, en ella caben muchos sueños y temores. Es, válgame el adjetivo, la más "Gillianesca" de todas las películas de Terry Gilliam, una producción intemporal, de efecto especial artesano, eso sí, inglesa por lo cuatros costados, un cuento hecho carne que desgraciadamente parece no querer estar en esas filmotecas de infante primer mundista al lado de Harry Potter, Spiderman, los vídeos de OT o la "Plei". Ellos se lo pierden.


1 comentario:

Mondo Gitane dijo...

anotada, la desconocía, y mire que me mola el Terry G