28 de octubre de 2007

Westfalia


Aparte de la región alemana dónde se firmó el famoso fin de la guerra de los treinta años, es un modelo de furgoneta, en el caso que nos ocupa una Ford Transit Westfalia, con una cama de 1.40 de ancha, muy cómoda. Hace unos meses, en agosto, comprobé las ventajas e independencia que da el viajar en una de ellas, eso sí, es fundamental instalarse cerca de una fuente, río o similar y no prolongar demasiado la estancia; cuando empecemos a echar de menos cisternas, sofás, grifos y esas cosas, es conveniente volverse.

Fueron cuatro días, por suerte los más calurosos de todo el verano, en un lugar paradisíaco cerca de Gredos. La dueña de la furgo, el señor Amando, al que pueden ver abajo repanchingao, la que suscribe y el perro.

Comprueben aquí el verdadero y genuino dolce fare niente bucólico que tan bien sienta de vez en cuando. Ay!

2 comentarios:

Mondo Gitane dijo...

Ha nacido el perroflautismo pajero progresivo (PPP). Oiga, cómo se hace eso del Vortex en el jeto??

Patricia dijo...

Ya le digo, si es que no hay nada como la heterodoxia, quíteme de ahí los purismos y los pijoterismos urbanitas. No es un Vortex, ja ja ja...es que hacía un ventarróoon que se nos iba la cara.